"De la conducta de cada uno depende el futuro de todos”
Alejandro Magno
Lo actual, lo contemporáneo, lo posmoderno viene enmarcado en un constante devenir del hombre social y su contexto. Absurdamente se piensa que la sociedad es cambiante sólo a raíz de los cambios tecnológicos, pero; ¿quién produce esto cambios? Llegar a entender que es el hombre y sólo él en su constante transitar y actuar quien genera la evolución o involución de la sociedad es lo imprescindible a comprender. Ahora, ¿Cómo lograr que una población concilie su existencia y su convivencia de forma tal que más allá de las diferencias individuales se logre la comunión, la empatía y el respeto a ciertos nodos de relaciones intersociales? Es aquí donde se hace imprescindible una serie de reglas que ordene la disponibilidad de acción de unos con otros. Es ese el protagonismo y relevancia en el mundo de: los Derechos y Deberes de los hombres.
Los Derechos y Deberes se convierten al aplicarse; en la posibilidad de una convivencia sana, organizada y pujante de la humanidad siendo lo contrario representado en la inestabilidad e irresponsabilidad de la aplicación de ambos, un caos.
Los Derechos y Deberes parten de forma primaria de cada ciudadano y del conocimiento y de la consciencia que se tenga sobre ellos en la vida cotidiana. La aplicación de los mismos ha de ser una norma natural en cada ciudadano. Sin embargo, a sido preciso por acontecimientos históricos formalizar en cuanto a Derechos Humanos un decálogo para estandarizar que más allá de las diferencias culturales, los derechos son únicos y universales.
Al presentar los Derechos y los Deberes una obligatoriedad social y política; se precisa que sean establecidos por entes que por obligación y ejecución de sus obligaciones y misiones cubran lo que el ciudadano común no puede hacer por sí sólo: que no es otra cosa que el cuido legal de sus Derechos. Esto se logra a través de normativas, de instituciones especificas y de funcionarios preparados para que esta tarea de velar por los Derechos del hombre hecho Humanidad sea efectiva y positiva.
Los Derechos Humanos (DDHH) como decálogo es un reglamento teórico cuya praxis esta en manos de órganos nacionales e internacionales. Más sin embargo, todo derecho se sujeta imprescindiblemente a otras acciones que aún cuando muchas veces también están reflejados en la legislación, indudablemente deben ser fruto de la consciencia ciudadana y me refiero a los Deberes.
Tanto los Derechos y Deberes deben ser inculcados desde la primera infancia de modo que los mismos se conviertan de forma natural en buen hábito. Así estaríamos educando y concientizando con respecto a éste tema tanto al ciudadano que en un futuro estará a cargo de la protección de los derechos de la población por decisión e interés de vida como también; al ciudadano que con otros caminos dentro de la ciudadanía transitan sin faltar a los derechos de otros y cumpliendo sus deberes.
Algo muy relevante es que al estar en conocimiento de sus derechos, la ciudadanía no permitirá que estos le sean violentados por otros conciudadanos u organismos del Estado. Otro beneficio del conocimiento per se de nuestros derechos es que habilitan en la psiquis un entendimiento más allá de los paradigmas habituales. Estos paradigmas terminan muchas veces siendo el dedo inquisidor contra derechos de ciertos grupos Humanos.
Hay que abrir líneas mentales y sí; estoy clara que es casi imperceptibles de demarcar muchas veces los Derechos de los preceptos sociales o religiosos afianzados ya pero, es nuestro deber entender el Derecho de otros grupos ciudadanos.
Fácil no es ni será distinguir la línea de delimitación de lo que es prudente en los Derechos y que no para algunas personas y es por ello lo imprescindible que se hace la comunicación que va más allá de la exposición de ideas y supuestos razonamientos pues se trata es de inquirir y apelar a qué todos somos Humanos y por ende todos tenemos Derechos a ser Ciudadanos sin que nos castren las individualidades y particularidades.
Temas como la comunidad LGTB, las feminista y el aborto, se han convertido en un iceberg muy álgido de puntualizar para lograr finalmente definir en derechos unificadores y esto en mi criterio por estar muy imbuidos en preceptos morales y religiosos sin objetividad contemporánea. Dije ¿Objetividad? Cuando la realidad es que está se impregna de subjetividades que apremian intereses de pequeñas élites que se van formando en torno a la visibilidad y lucha por un derecho. Es aquí donde cambiaria lo objetivo por un consenso multidisciplinario.
En Venezuela, hoy día el tema de los DDHH es el punto neural de todos los males que aquejan a los venezolanos. El respeto y cuido de los mismos muchas veces, contrario al deber ser, no está en las manos de quienes han sido los asignados para ello quedando entonces en manos de ciudadanos organizados por el vacío que se da desde el Estado. Pero ¿Estás acciones tienen eficacia cuando todo el poder de accionar tanto en la legislación nacional como internacional está en manos del régimen?
No es fácil, en un país como el nuestro exigir que sean respetados nuestro derechos por la alta represión sin embargo; de forma sistemática se a demostrado que algunos ciudadanos al cumplir con su deber de defender sus derechos han dado fruto. Nadie a dicho que es fácil y puedo emular está experiencia en la historia del Laberinto del Minotauro. Venezuela es lógicamente el laberinto. El Minotauro es claro, el depredador: el régimen. Y Teseo son los ciudadanos de este país que luchan contra el monstruo y que desde afuera hay un hilo de Ariadna que no es otra cosa que las reivindicaciones de los DDHH, de forma internacional, que finalmente nos dará la justicia.
Lcda. Dheyby Yolimar Quintero Sivira
Alejandro Magno
Lo actual, lo contemporáneo, lo posmoderno viene enmarcado en un constante devenir del hombre social y su contexto. Absurdamente se piensa que la sociedad es cambiante sólo a raíz de los cambios tecnológicos, pero; ¿quién produce esto cambios? Llegar a entender que es el hombre y sólo él en su constante transitar y actuar quien genera la evolución o involución de la sociedad es lo imprescindible a comprender. Ahora, ¿Cómo lograr que una población concilie su existencia y su convivencia de forma tal que más allá de las diferencias individuales se logre la comunión, la empatía y el respeto a ciertos nodos de relaciones intersociales? Es aquí donde se hace imprescindible una serie de reglas que ordene la disponibilidad de acción de unos con otros. Es ese el protagonismo y relevancia en el mundo de: los Derechos y Deberes de los hombres.
Los Derechos y Deberes se convierten al aplicarse; en la posibilidad de una convivencia sana, organizada y pujante de la humanidad siendo lo contrario representado en la inestabilidad e irresponsabilidad de la aplicación de ambos, un caos.
Los Derechos y Deberes parten de forma primaria de cada ciudadano y del conocimiento y de la consciencia que se tenga sobre ellos en la vida cotidiana. La aplicación de los mismos ha de ser una norma natural en cada ciudadano. Sin embargo, a sido preciso por acontecimientos históricos formalizar en cuanto a Derechos Humanos un decálogo para estandarizar que más allá de las diferencias culturales, los derechos son únicos y universales.
Al presentar los Derechos y los Deberes una obligatoriedad social y política; se precisa que sean establecidos por entes que por obligación y ejecución de sus obligaciones y misiones cubran lo que el ciudadano común no puede hacer por sí sólo: que no es otra cosa que el cuido legal de sus Derechos. Esto se logra a través de normativas, de instituciones especificas y de funcionarios preparados para que esta tarea de velar por los Derechos del hombre hecho Humanidad sea efectiva y positiva.
Los Derechos Humanos (DDHH) como decálogo es un reglamento teórico cuya praxis esta en manos de órganos nacionales e internacionales. Más sin embargo, todo derecho se sujeta imprescindiblemente a otras acciones que aún cuando muchas veces también están reflejados en la legislación, indudablemente deben ser fruto de la consciencia ciudadana y me refiero a los Deberes.
Tanto los Derechos y Deberes deben ser inculcados desde la primera infancia de modo que los mismos se conviertan de forma natural en buen hábito. Así estaríamos educando y concientizando con respecto a éste tema tanto al ciudadano que en un futuro estará a cargo de la protección de los derechos de la población por decisión e interés de vida como también; al ciudadano que con otros caminos dentro de la ciudadanía transitan sin faltar a los derechos de otros y cumpliendo sus deberes.
Algo muy relevante es que al estar en conocimiento de sus derechos, la ciudadanía no permitirá que estos le sean violentados por otros conciudadanos u organismos del Estado. Otro beneficio del conocimiento per se de nuestros derechos es que habilitan en la psiquis un entendimiento más allá de los paradigmas habituales. Estos paradigmas terminan muchas veces siendo el dedo inquisidor contra derechos de ciertos grupos Humanos.
Hay que abrir líneas mentales y sí; estoy clara que es casi imperceptibles de demarcar muchas veces los Derechos de los preceptos sociales o religiosos afianzados ya pero, es nuestro deber entender el Derecho de otros grupos ciudadanos.
Fácil no es ni será distinguir la línea de delimitación de lo que es prudente en los Derechos y que no para algunas personas y es por ello lo imprescindible que se hace la comunicación que va más allá de la exposición de ideas y supuestos razonamientos pues se trata es de inquirir y apelar a qué todos somos Humanos y por ende todos tenemos Derechos a ser Ciudadanos sin que nos castren las individualidades y particularidades.
Temas como la comunidad LGTB, las feminista y el aborto, se han convertido en un iceberg muy álgido de puntualizar para lograr finalmente definir en derechos unificadores y esto en mi criterio por estar muy imbuidos en preceptos morales y religiosos sin objetividad contemporánea. Dije ¿Objetividad? Cuando la realidad es que está se impregna de subjetividades que apremian intereses de pequeñas élites que se van formando en torno a la visibilidad y lucha por un derecho. Es aquí donde cambiaria lo objetivo por un consenso multidisciplinario.
En Venezuela, hoy día el tema de los DDHH es el punto neural de todos los males que aquejan a los venezolanos. El respeto y cuido de los mismos muchas veces, contrario al deber ser, no está en las manos de quienes han sido los asignados para ello quedando entonces en manos de ciudadanos organizados por el vacío que se da desde el Estado. Pero ¿Estás acciones tienen eficacia cuando todo el poder de accionar tanto en la legislación nacional como internacional está en manos del régimen?
No es fácil, en un país como el nuestro exigir que sean respetados nuestro derechos por la alta represión sin embargo; de forma sistemática se a demostrado que algunos ciudadanos al cumplir con su deber de defender sus derechos han dado fruto. Nadie a dicho que es fácil y puedo emular está experiencia en la historia del Laberinto del Minotauro. Venezuela es lógicamente el laberinto. El Minotauro es claro, el depredador: el régimen. Y Teseo son los ciudadanos de este país que luchan contra el monstruo y que desde afuera hay un hilo de Ariadna que no es otra cosa que las reivindicaciones de los DDHH, de forma internacional, que finalmente nos dará la justicia.
Lcda. Dheyby Yolimar Quintero Sivira